Considero que la vida de mi hermano es más fácil que la mía, digo fácil porque siempre he pensado que desde el CCH él tuvo la definición de lo que se dedicaría hasta el día de hoy, como si hubiera sido iluminado por alguna luz especial o como si hubiera escuchado música celestial cuando le preguntaron ¿Qué carrera elegirías?
Alguna vez en la primaria, me tocó defenderlo de un chiquillo naco que lo molestaba, incluso creo que alguna vez de un primo. Nadie puede molestarlo, excepto yo y viceversa. Ley universal e inviolable entre hermanos.
A él le ha tocado una carga más pesada, batallar con mis propios demonios en forma de lágrimas, comentarios y actitudes pesimistas de chica tonta derrotista un sin fin de veces.
jum! |
A él le ha tocado una carga más pesada, batallar con mis propios demonios en forma de lágrimas, comentarios y actitudes pesimistas de chica tonta derrotista un sin fin de veces.
Hace poco más de un año estaba buscando trabajo y por donde se me ocurría buscar no paraba de encontrar que solicitaban programadores front-end, full stack y de apps para IOs, se lo comenté y fue cuando se le iluminó la cara para decirme que él me enseñaría a programar, me lo dijo con el entusiasmo como cuando descubres una banda nueva, una canción preciosa y quieres contagiar de esa magia a las personas a tu alrededor. Aún no entendía porqué.
Por esos tiempos yo me había olvidado que había dejado mis datos en laboratoria meses atrás e intenté varias veces jugar a que quería programar, es decir, sentí que me gustaba pero, en primer lugar no le entiendo; segundo, no quiero repetir el patrón que tuve con Química; tercero y último, tenía mucho miedo porque ¿código? ¡ay nanita! eso es para gente demasiado inteligente y lógica como mi hermano. Ese personaje lo tiene él, el genio de la familia, yo…solo soy yo, cualquier cosa menos eso.
Y bueno, se ha de imaginar lo que sigue, hice los exámenes para laboratoria, pase a la etapa del pre-trabajo, otro examen y sobreviví de manera casi exitosa a la semana de preadmisión y hoy estoy orgullosamente graduada del reto del bootcamp, que de no ser por mi hermano y mi mamá estoy segura que ni estaría escribiendo esto.
Lo poco (o mucho) que he logrado en esta vida se lo debo, sin duda a mi hermano por inspirarme a ver más allá de lo que veo, reírme de mí misma, no conformarme con lo que tengo, tener hambre de querer siempre más, por decirme palabras que nadie más hace, por guiarme en decisiones importantes y apoyar cualquier decisión y locura que se me ocurra. Por guiarme en el camino del código, por creer en mí cuando yo no lo hago, acompañarme y dejar ser parte de un montón de travesuras, peleas y conciertos. No hay manera de explicar lo orgullosa que me siento de él por todo lo que ha logrado. Tal vez debería disculparme por no ser el ejemplo que él merece.
Obvio, a mi hermosa mamá porque siempre está para empujarme cuando ya no tengo ganas o me siento peor que derrotada, por soportar mi mal humor, mis lágrimas, mis berrinches y mis locuras aleatorias de todo tipo. A mi abuelita por cuidarme y ser el corazón que impulsa a mi mamá y por ende a mi hermano y a mi. Porque ambas me han mostrado con el ejemplo de que debo ser fuerte y que con llorar no soluciono nada, es decir, está bien llorar, pero debes secarte las lágrimas y seguir adelante, no hay más.
Porque sin ellos yo no sería ni una pizca de lo que soy. Gracias, maniguis. Gracias, mamita. Gracias abuelita por hacerme la Silvia Guerra Hernández que soy, una desarrolladora front-end jr (por ahora) con ambiciones para poder retribuir de alguna manera lo mucho que han hecho por mi. Los amo demasiado.
Esta es la foto más cercana a tenerlos a los 3 juntos, lo malo es que ya tiene tiempo. |