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Mostrando las entradas de agosto, 2018

Escena 194

3 de la tarde de un martes soleado, la temperatura se vuelve irrelevante cuando me doy cuenta que vas caminando enfrente de mí, por arte de magia (que creo que tienes) empiezo a sonreír por consecuencia de el hechizo que tienes sobre mí, pero rápidamente se extingue cuando miró más allá de ti y me encuentro que vas acompañado de una chica que me roba toda tu atención, entonces me convierto en personaje secundario que se coló a una escena que no le pertenece, deseo con el corazón que un meteorito me aplaste ahí mismo o mejor aún, una nave espacial me abduzca y haga olvidar lo que acabo de ver y sentir.

Mientras la escena de la comida corre, los de producción me sacan corriendo de allí y pensé que mi tormento terminaría o que me dirán que la escena se repetiría conmigo a tu lado. Algo sucede porque me comienzan a poner maquillaje y peinado como si algo me hubiera explotado, casi a rastras me meten a un cuarto oscuro, no sé cuales sean las dimensiones porque solo hay una luz que parece iluminar el centro, me empujan y escuchó una voz que me susurra: te dije que esto pasaría pero nunca me haces caso, naturalmente empiezo a llorar descontroladamente, entonces soy consciente que tengo un corazón chamuscado y roto en mil pedazos en la palma de la mano. 

Corrí a esconderme a un rincón, quiero huir de ahí, espero que alguien me diga que es un error, una mala broma, un juego tuyo como los que siempre haces. Un flash viene a mi mente y soy consciente que justo en ese rincón fue la primera vez que te vi bonito y te puse la etiqueta de alguien especial. Mi peor enemigo en este momento es mi propia memoria.

Estoy muy mareada, todo el cuerpo me duele, me encojo para tratar de disminuir el dolor que siento en el pecho pero no funciona. Necesito vomitarte para que se me quite esta sensación de tener algo atorado que me hace daño en todo mi cuerpo, pero ni eso puedo hacer.

Ni los rincones son seguros porque es donde más fuerte resuena tu voz y mis propios pensamientos para hundirme más en la miseria que sospecho es el título de aquella habitación oscura. Quiero desaparecer de ahí, de ti, de mi, de todos.

Necesito agarrarme de algo para no subirme a la nube del recuerdo, del enojo, del dolor y frustración. Quiero sostenerme de algo para no levantar la voz con lo que creo mereces escuchar, para aparentar que no me importas y lo significativo que eres en mi vida en este momento, me arden las manos porque empecé a apretar los puños hasta dejarme la marca de mis uñas solo para no llorar, deseo que un duende se cruce en mi camino para que me saque este corazón que ya no me sirve más, me estorba, pesa y duele.



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