Me preguntaron: ¿Qué pieza del ajedrez me considero?
No mentiré y lo primero que respondí para mis adentros fue...
¡Un peón!
Ya sé, ya sé. No lo dije en voz alta porque yo misma pensé que con esa respuesta se nota mi baja autoestima y mi propia inseguridad, qué sé yo.
Usted puede inventar su propio "diagnóstico" de mi respuesta.
A los pocos minutos de reflexionarlo me dije a mi misma que puede que tenga razón, porque casi siempre los subestimamos, muchos los usamos para sacrificio para salvar una pieza de mayor valor...
Como todo, depende de la manera de ver la situación pero un peón bien jugado puede llegar a ser una reina o cualquier pieza que se elija al coronarse. Es tan poderoso como cualquier otra pieza.
Al ser una loca idealista de situaciones, quiero pensar y justificar mi pensamiento con la excusa de que un día no muy lejano consiga alcanzar el otro lado del tablero para convertirme en la respuesta que debí decir:
Una reina imparable o en todo caso, una torre.