weheart
En la noche cuando estoy ebria de tantos pensamientos me pongo a practicar la manera que te voy a decir que ya no me escribas ni me busques, que no puedo seguir con esto y no es justo para ninguno de los 2, obviamente principalmente por mi salud mental. ¿Eso es egoísta? Lo siento, en situaciones así conviene serlo. Tú harías o deberías hacer lo mismo. No importa.
He escrito mil veces las palabras exactas que usaré para tratar de no lastimarte más de lo que ya hice, he revuelto palabras para no contradecirme o terminar diciendo cosas incoherentes como suelo hacer siempre.
Te juro que en mi mente me he despedido de ti infinidad de veces, obviamente terminan con lágrimas y diciendo que te adoro y amo con todo el corazón.
Después mis ojos se secan y sé que estoy lista para continuar sin ti, por segundos me siento libre, me vuelvo más fuerte y ligera...
Pero en la mañana cuando la sobriedad regresa al abrir los ojos, agarró el maldito celular como una extensión de mi, veo la aplicación y no puedo evitar torcer los ojos, girar el teléfono como si eso me diera el poder de controlarla o de comunicarme contigo telepáticamente esperando recibir un mensaje tuyo.
Y volvemos a empezar...
Y volvemos a empezar...