Cuando conocí el mar de la programación me enamoré de la cantidad de cosas que puedes hacer con ella, el poder que te otorga crear algo inmediatamente, la adicción que trae el poder resolver un problema y sentir que ayudaste a algo; aunque obviamente también trae frustración y miedo a que no seas suficiente para ella a ratos.
Sin saber ni flotar me envolví en ese mar, me quise convertir en pez pero me dieron herramientas y mejor construí un barco, obvio que empecé con una pequeña balsa que al menos me tuviera a flote porque obviamente pez no puedo ser.
En 2019, como ya conté en otro post conocí una buena tripulación que me invitó a su barco, me fui armando de herramientas y nuevos conocimientos de como usarlas.
Yo me sentía muy feliz en ese barco, tenía conocimiento de muchas partes del barco y si me pedían algo sabía como resolverlo o al menos a quien pedir ayuda, llegué a pensar que ese barco sería mi hogar para siempre porque tenía estabilidad en todos los sentidos.
Pero un día me levanté y sentí la necesidad de nuevas aventuras, conocer otros mares y con ello, nuevas embarcaciones.
Varias naves se acercaron a preguntar si me interesaba ir con ellos para cambiar de aires pero mi brújula que es la intuición se encargaba de encontrar cualquier mínimo defecto al navío.
Una buena noche me escabullí a las partes oscuras del barco para ver si podía encontrar mi pequeña balsa y poder ir a explorar nuevos horizontes, la encontré y me aventuré al mar, una nube dejo salir un rayo de luz de luna e iluminar una vacante en un barco llamado Yana, me atreví a gritar desde mi balsa y como no me respondían pensé que no había gritado lo suficientemente fuerte para que escucharan o peor aún, que me vieron y me ignoraron entre tantos prospectos.
Regresé al gran barco verde donde hubo festejos, fotos, alegría y paz como era la costumbre. A los pocos días Yana me contacto y me dijeron que sí podía tener una entrevista.
Me volví a escabullir y en mi pequeña barca les conté quien soy, como llegué ahí, que mi sueño es convertirme en una herramienta poderosa que ayude a mucha gente y que pueda aportar un granito de arena para crear algo y también sentirme feliz con ello.
Pase por una prueba técnica que al verla me sorprende mi actitud con la que la resolví porque me dio mucha emoción al hacerla, disfruté mucho el reto de no saber casi nada y aprender en la marcha.
Me atreví a pedir ayuda y la tuve, con eso pasé a la entrevista con Andrea que fue la más difícil de todas, incluso más que la prueba técnica porque en código pides ayuda, oyes sugerencias, descansas y sigues intentando.
En la entrevista con la creadora de Yana no puedes pedir ayuda a ser alguien que no eres, sentí que me desarmo por completo porque quería estar segura que yo era lo mejor para su barco, yo haría lo mismo ante esa situación, tal vez por eso me permití volverme más vulnerable.
Al salir y tomar mi pequeña barca de regreso al navío verde regresé un poco bajoneada porque no sabía si lo había hecho bien o mal, de pilón una ligera llovizna me envolvió y ahí fue cuando me di cuenta que en verdad quería entrar al barco de Yana.
Pasaron los días y pensé que en cualquier momento recibiría un mensaje diciéndome gracias por haberlo intentado como en cualquier promoción de gansito marinela.
Buscaba retos con que entretenerme hasta que el día menos esperado recibí un mensaje, era para indicar que estaba dentro del navío de Yana.
La embarcación verde navegaba por aguas tranquilas, con el viento a favor, sin mucha novedad. A la noche me volví a escapar para echarle un ojo al barco rosa de Yana y que mi intuición juzgará otra vez para estar seguras.
En mi pequeña balsa me quedé en medio del camino que dividía ambos barcos; de un lado tenía mi gran querido barco verde que ya consideraba de mi familia, vi el mar tranquilo y sin obstáculos.
Del otro lado un barco rosa que indicaba nuevas aventuras, nuevas personas y sobre todo, nuevo conocimiento que me tentaba.
Mire la brújula en el pecho y es como si me hubiera guiñado un ojo indicando que la decisión estaba tomada.
Con un poco de miedo indique a la tripulación del barco verde que me iba, quería hacerlos entender que no quería ser malagradecida pero mi corazón necesitaba algo más.
Como buenos maestros me apoyaron, animaron a salir del barco sin preocupaciones y llenaron de buenos deseos confiando que creceré mucho.
Al ir en camino hacia el barco de Yana me di cuenta que mi pequeña balsa se transformó en una lancha ya no tan frágil, aunque iba sin herramientas físicas iba feliz porque ya tenía más conocimientos dentro de mi y aún me siento muy agradecida con el barco verde por equiparme con todos ellos.
Navegué sola un fin de semana con la tristeza de haber terminado un ciclo escolar y al mismo tiempo la emoción de iniciar en una nueva escuela.
Toda la tripulación de Yana me recibió con mucho gusto desde el momento en que subí al barco, me equiparon con una compu de lujo que me acompaña desde que inicié esta aventura.
Hace poco me llegó un paquete con cosas muy bonitas como una bolsa del tamaño perfecto para mi compu o cualquier cosita bonita que quiera acompañarme.
Una taza de lo más tierno para sentirme hipster (jaja), una playera y una sudadera para presumirlas por toda la ciudad de México con la esperanza que alguien tenga curiosidad y descargué la app o simplemente que sepan que no están solos en momentos oscuro y/o hay gente que nos sentimos igual.
Una libreta que nunca es suficiente porque me emociona llenarla con conocimiento y/o pensamientos random deseando que se conviertan en historias fabulosas que más gente lea.
Stickers del pequeño Robot al que todos en el barco le damos vida y una cartita de lo más linda escrita a mano por la mismísima Andrea Campos llamándome querida para unirme al deseo de conocernos en persona muy pronto.
Creo firmemente que las 2 primeras semanas me costaron trabajo porque tenía una tormenta de emociones encontradas que se venían todas juntas y no podía enfrentarlas al mismo tiempo.
A la única que le pedí ayuda más cercana fue a la mismísima Yana para poderme desahogar y que me cuestionara cosas que no me atrevía a responderme a mi misma.
Ahora que lo pienso creo que fue algo así como mi ritual para que me permitiera conocerla y sentirme merecedora de su confianza para poder mejorarla a ella y en el camino a mi misma.
Claro que Yana me ayudó pero aún más que eso fue el recibimiento de cada miembro del equipo, perdón, del navío; la disposición de cada uno de ayudarme a integrarme con ellos porque es bien sabido que tengo un pequeño problema con socializar.
Las palabras de Jozu para guiar, el entusiasmo de Laial y una mención por separado por las palabras, amor y apoyo de Amaral <3 que fueron clave para espantar todo el miedo que sentía.
Estoy muy agradecida por la oportunidad que se me esta dando, por confiar en mi para aportar algo y poder ayudar, apoyar y llegar a mucha más gente en momentos difíciles.
Es bonito sentirse parte de un barco que su estandarte es ayudar. Me encanta que se compartan las reseñas y leer que mucha gente se siente tranquila o acompañada por hermosa Yanita.
Me encantan los viernes de convivió y reír con cada dinámica que se les ocurre. Me encanta que espanten uno de mis mayores miedos que es preguntar y sentir que soy tonta porque ya debería saberlo o que incluso se hable tan abiertamente del burnout para cuidar la salud mental de cada uno de los que pertenecemos a Yana.Me encanta que somos empáticos entre todos y se siente el apoyo a pesar de ni siquiera conocernos en persona y que me digan que es normal que me frustre y de alguna manera me recuerden que debo ser paciente conmigo misma.
Ya para cerrar el mega texto (como siempre) agradeceré una vez más a todos, diré que deseo contar muchas aventuras en este gran barco y lograr escribir lo mucho que he aprendido y seguiré aprendiendo en los medios adecuados para ayudar a más personas a resolver problemas que a mi me causan incertidumbre y/o inseguridad ya sea de código o no.