El hecho de que no puedas hacer algo o conseguirlo es un detonador para que te aferres a tenerlo...
EL lunes el maestro de coro me dijo que no cantaré Carmina Burana, porque TODO conspiro (o eso parece) para que no lo hiciera, me enfermo terriblemente de las anginas (hasta hoy tengo voz gangosa), intenté llegar a ciertas notas agudas, no lo logré y sólo termine con un ardor en la garganta. Por si fuera poco, el día que se estrena la obra, a la facultad se le ocurrió poner justo a esa hora la segunda vuelta de mi examen final (que espero no hacer), pero de cualquier modo, no podía comprometerme a cantar cuando nada es seguro.
Desde el día que me enferme me empecé hacer la idea de que no iba a estar en Carmina, pero aún así fue inevitable sentirme mal, más porque fue por causas un poco ajenas a mí. Mi mamá me diría "A lo hecho, pecho" así que a darle para lo que se venga.