¿Debería jubilar mis botas?
Cuando me rompieron el corazón ellas me levantaron con su ligero tacón, camine con ellas sola para tratar de encontrar paz conmigo misma; para perdonar y sobre todo, para quererme otro cachito.
Son las causantes que me subiera a un pedestal para admirar lo fuerte, hermosa, atractiva, inteligente e increíble que soy.
Me hicieron sentir sexy con un montón de poses con incontables outfits que se me olvidan y los tengo que re-inventar cada vez frente al closet.
Con ellas me paré de puntitas un par de veces para alcanzar la locura en labios que no son tuyos, sólo para acostumbrarme y quitar el sabor a ti.
Tienen los listones atrás que me ayudaron a sostenerlas mientras corría descalza por el aeropuerto y evitar que nos quedáramos atrapados en Guadalajara.
Se les han marcado dobleces de tanto correr y brincar en no sé cuantos conciertos. Las agujetas ya están medio flojas de tanto apretarlas por los tantos kilómetros que camine en Buenos Aires. Y para qué irnos tan lejos. Con ellas he recorrido media ciudad cargando miles de pensamientos veloces.
La suela ya no puede más de tantas caminatas con charlas interminables con mis amigas. De tantos charcos que ya no evito porque con ellas soy invencible, confió en qué me mantendrán segura y con los pies secos.
Han aparecido raspones que les dan tanta personalidad y que he olvidado dónde se generaron de tantas canciones que he cantado y gritado con ellas en mis pies. Una extensión de mí que la gente relaciona conmigo.
Dobleces que parecen arrugas que me recuerdan lo mucho que he aprendido en este par de años con ellas.
Me mantuvieron firme en la despedida de mi abuelita, incluso recuerdo que una abuelita casi me hace llorar cuando escuché chulearlas y decírselo a su nieta afuera del banco. Con calcetas o medias son perfectas para cualquier tipo de fotos y de pilón, con los pies calentitos.
Estuvieron en varios ensayos y conciertos del coro con o sin orquesta no importa porque si de algo se jubilaran mis hermosas botas será de música, que sí las exprimiera, les saldrían notas y ritmos.
Me sostuvieron ante la despedida de un trabajo y me llevaron a otro que no me gustaba, pero siempre fieles para encarar la situación con una sonrisa.
Y es que ellas han sido mis amigas incondicionales que me han acompañado a pesar de todo. No sé si es tiempo de jubilarlas pero siempre serán mis favoritas.