No importa si el año fue bueno o malo pero siempre me costará hallar las palabras adecuadas para iniciar un post anual.
No le encuentro mucho sentido quejarme de este año porque no estoy segura de querer reprocharle las cosas buenas que me dio. Indirectamente, pero sé que me las dio.
Sería muy fácil decir que este año fue mi***a y lo fue en el sentido de tantos fallecimientos a nivel mundial, por desatar el miedo (no tan) colectivo. Ojo que esto lo digo desde mi punto de vista.
Sin embargo, este año lo llamaría del agradecimiento. Para empezar porque mi familia tiene salud a pesar de saber que algunos familiares de algunos de ellos han tenido problemas con el COVID. En resumen, debo agradecer la salud de cada uno de ellos porque el alejarme de ellos por esta misma situación entendí que los quiero demasiado y lo importante que son cada uno de ellos.
Agradecer porque tengo la suerte de tener un trabajo desde casa, por Bruno que me ha enseñado este tiempo con mucha paciencia. A Jesús, Abi, Ci, Gabo, Adrián, Sergio y con menor media por ahora a Pau y a Leidy que me enseñan diferentes cosas, no sólo código.
Un año lleno que me he sentido muy orgullosa de mi misma porque al voltear un poco hacia atrás, me doy cuenta que he crecido un montón, con lagrimas se ha diluido el miedo de equivocarme y preguntar que sentía años atrás.
Una mención MUY ESPECIAL al año porque conocí a Amaral que desde el primer día me ha enseñado a querer y a amar de una manera que no conocía y no sabía que podía hacerlo. He aprendido muchísimo de mi misma y eso no estoy muy segura de agradecérselo a él, a la vida, ¿suerte o Dios?
Obviamente agradecerle a ÉL que me ha hecho un cachito en su enorme corazón, su vida, su casa, por cada muestra de cariño que me da sin importar la distancia, su paciencia y amor cada día.
Gracias a la pandemia me atreví a subir más fotos mías con más poses o lugares que no imaginaba podía, con ello, me hicieron ver que casi sin querer acomodo el teléfono desde un ángulo "bueno" para salir decentemente. Bueno, x.
A la pandemia y al encierro le debo agradecer que he pasado más tiempo con mi mamá, hasta he tenido el privilegio de trabajar a su lado. He constatado lo fuerte, valiente e inteligente que es al enfrentarse con el reto de entender drive, a pesar que a veces se desespera lo intenta y ya casi lo domina al 100.
Justo agradezco a mi propia paciencia e introversión que han servido para aguantar y llevar bien estos asuntos de encierro.
Otro enorme agradecimiento al miedo, porque es cuando me pongo más vulnerable y la creatividad fluye un tantito mejor. Gracias a los cuadernos en lo que me dan espacio para escribir ideas inconclusas y locas. A los libros que siempre me acompañan, a la música para iluminar o simplemente acompañar el día.
Finalmente y no menos importante, agradezco a quien llega por casualidad a leer aquí o tiene años leyendo y espera a que publique algo. Gracias por estar aquí conmigo en este mini espacio de desahogo y aguantar los últimos textos que no son del todo buenos.
Un año que le dio una enorme cachetada a la humanidad para replantear un montón de cosas. Yo creo que es el inicio, el primer paso hacia el futuro que vemos en las películas y/o caricaturas. Basta de pensar o me pongo negativa.
Buen fin de año, esperando que todo mejore lo más pronto posible.