Parece que estamos en casa tratando de averiguar lo que le molestó a mi papá; un berrinche de su parte ya no es novedad.
La única pista que dejó fue un pan en la mesa. Tal vez imaginó que sería como Hansel y Gretel. Tiene la habilidad de manipular a mi mamá y a mi hermano a su antojo.
Yo estoy como espectadora viendo el drama y bien enchilada por las ridiculeces que nos hace pasar.
Quiero escribirle lo que en verdad pienso, mejor aún, llamarle y casi decirle en su cara, capaz y me suelto a reclamar tantos años. Ja, mis traumas.
Tal como lo sospeché mi mamá y mi hermano van tras él, temen que pase algo que nos arrepintamos después.
Exactamente no sé si hay pandemia pero creo que es lo menos importante en este momento.
Me quedé hipnotizada en el patio, como siempre, no sé qué hacer o decir. Puede que ellos hayan pasado frente a mi para ir a buscarlo.
Yo, como cuando era chiquita, me quedé con mi abuelita que estaba en la puerta espiando o despidiendo a mi mamá.
Me llamaba y me decía que fuera a ver para que le dijera que era ahí. Estando a su lado le dije que era la torre de Pisa y que si quería ir, yo giré la cabeza a la izquierda.
Detrás de un árbol se veía el museo de Louvre. Me emocioné y la convencí que mejor fuéramos ahí porque le gustaría más.
Ahora que lo pienso, no sé si la obligue; pero ella aceptó. Le dije que iba por las llaves y le expliqué a mi tío que ahorita veníamos y le pregunté si iba a salir, él dijo que saldría y me volvió a recordar que me llevara llaves por si acaso.
Salí con mi abuelita tomada de mi brazo, emocionada porque quería ir conmigo (o yo con ella) al museo.
Íbamos caminando como si fuera a tomar el camión cuando encontramos de frente a una pareja, mi abuelita exclamó: excuse moi y yo le dije que no preguntará porque yo no iba a entender.
Me sorprendí al escucharla hablar francés. La pareja dijo que no entendía pero ahora en español. Estando a la mitad de esa pequeña subida volteé y en sentido contrario veía el museo y mi cerebro no procesaba como iba a llegar yendo en sentido contrario.
Saqué el celular y google maps no funciona del todo bien en sueños, porque tardo mucho en cargar, como pudo me señaló el camino y me dijo que debía cruzar el puente y atrás de la barranca de mi casa hallaría mi meta.
Caminamos hacía bajo, pasamos por un túnel con mucha vegetación. La sorpresa fue que al final de aquel pasillo vegetal estaba la entrada a nada más y nada menos que al museo de Louvre.
Estaba enorme, un poco concurrido. Bajamos escaleras estilo Grand Central Terminal y antes de comprar boleto le pregunté a mi abuelita si había comido porque el camino iba a ser largo.
Me dijo que no, di la vuelta para llevarla a la cafetería donde curiosamente todo estaba en español o mágicamente entendí francés.
Estaba angustiada porque no había llevado mi computadora y mis vacaciones se habían terminado, pero espante esos pensamientos porque estaba con mi abuelita en París.
Yo me moría de ganas de ver la Gioconda y cualquiera que estuviera de Van Gogh.
Ella iba a elegir que comer, pero antes le propuse que saliéramos para tomarle la foto de recuerdo, dije que si pero por ahora sólo le iba a tomar una foto afuera del museo, sólo que no encontré la salida. Mi despertador sonó y regresé desde París con mi abuelita.
*** Nota ***
Es claro que esto es un sueño y debo aclarar que no todo lo recuerdo con tanto detalle, algunas partes las acabo de crear para llenar ciertos huecos que quedaron en el aire que seguramente estaban pero mi memoria no es tan fiel.
Fue un sueño hermoso porque estaba a mi lado y muy lejos aunque mi nulo conocimiento de como son aquellas calles las imaginé fuera de casa, pero creo que ahora es un nuevo propósito. Es re obvio que la sigo extrañando mucho.
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