No quería iniciar el año porque se cumplieron 10 años de un acontecimiento que marco mi vida para siempre, del que hablo siempre y que a veces siento que aunque pasen otros 100 años no lo olvidaré, ni quiero olvidarlo.
Con eso debo mencionar que este humilde blog cumplió la misma cantidad y que gracias a esos eventos me anime a abrir este espacio. Eso es para celebrarse, pero de eso ya hice post.
Estaba pensando que este año había sido como el mar, como el vaivén de las olas. Pero analizándolo mejor, para mi fue estar en medio cuando chocan 2 olas. Fue un año de muchos sentimientos encontrados.
Tan así que no pude elegir un sentimiento que predomino en la mayoría del año, porque como es obvio estuvo lleno de lágrimas de todo tipo, aprendí que si soy muy llorona pero así me amo.
No supe ni que sentí cuando me aceptaron en Yana y me tuve que despedir de Paymentez casi al mismo tiempo. Lloré porque sé que deje amigos que adoro mucho pero estaba feliz porque iba a conocer gente nueva y que aprendería mucho para seguir creciendo profesionalmente.
Me emocione con las canciones que Tessa Violet mostró y me han sacado un poco de las bandas con B.
Por un lado me alegré y me dio un sentimiento que pensé que había olvidado cuando escuché por primera vez Trinchera de los Baba.
Pero a la semana se me cruzaron los sentimientos al escuchar el Big blue, peor si parece que las canciones suenan tan hermoso y llenas de tantos sentimientos que trasmite Goyo. Muy diferentes a los de Dárgelos.
O quien sabe, seguramente los Bandalos me agarraron descuidada, me sentía como en un huracán de emociones, no terminaba de asimilar Trinchera y ya tenía que digerir el big blue.
De pilón, ese fin de semana me enganche con una canción que en la semana sirvió para acompañar una noticia de la que no puedo explicar el sentimiento que me paso por el pecho.
Con eso aprendí y seguí confirmando que mi intuición no se equivoca, agradezco enormemente tenerla.
Creo que una semana después ya estaba gritándoles a los Baba en el auditorio nacional con Amito hermoso a mi lado. Al día siguiente tener el sentimiento opuesto porque el setlist del auditorio no era lo que esperaba al 100, pero horas después ver por primera vez a los Backstreet boys con mi hermano y seguir enloquecida a pesar de tantos meses.
Enamorarme de Red y terminar llorando por cada vez que la veo porque me identifico demasiado y que sirvió para mi regalo de cumpleaños gracias a Amito.
Para cerrar el mes, por un twinkie pude agarrar a Katherine y al día siguiente estar en shock por la noticia de una vecina. Entender que en verdad la vida es hoy y no hay más.
Iniciar el medio año adoptando a los hermanitos Fili y Lili que con Katita han formado una linda familia en la que me adoptaron.
Regresar a Chignahuapan donde no sabía si lloraba de alegría o nostalgia por recordar todo lo que pasamos la última vez que fuimos con mi abuelita.
Convivir un ratito con Pau, Jesús, Bruno, Abi y Ci después de mi salida, con más confusión de sentimientos por no saber que platicarles de como me estaba yendo, pero eso si, las risas no faltaron.
Meses antes me llegó el big blue y juré que no descansaría hasta tener mis discos firmados por ellos, si se podía tener foto y aunque sea unas palabras de ellos hacía a mi, en julio cumplí esa auto-promesa, al día siguiente delirar en su show.
Tuve pensamientos feos por varios días y sigo creyendo fervientemente que fueron ocasionados por el covid que me ataco por casi 2 semanas en sentido físico y emocional.
Por un momento llegué a pensar que la segunda mitad sería tranquila porque ya había estado agitada la primera parte, pero parece que es el mejor momento para que la vida se ría y diga: no mi ciela.
Para mediados de agosto tuvimos que despedirnos de la Minita después de semanas de sufrir con ella y varios días después más sentimientos encontrados por la aparición de Frijolito.
Otra mezcla porque pensé que no quería y no se quedaría conmigo porque en verdad no me quería, pero después de un estar llorando porque me eligió y me muestra su cariño y agradecimiento diario al ronronearme.
Querer creer que la Minita no nos quiso dejar solas porque necesitábamos completar la nueva familia que empezó con Katita.
Pasar por un mal rato y llegar a pensar/sentir que podía perder a Amito por una tontería mía...pero es mejor no entrar en detalle.
Y después de tanta planeación llegó el viaje a Cancún que creo que ha sido el punto máximo de sentimientos en el año. O bueno, ya ni sé.
Por un lado estaba super feliz de volver a ver y sentir el mar, por visitar a mi primo y tener aventuras con Pau y tener cosas que escribir que viví y sentí yo solita.
Aunque por otro lado, estaba cerca la fecha de mi abuelita y tener más recuerdos ella, oír su voz regañándome que hacía tan lejos de casa yo sola y al mismo tiempo tener la seguridad que me cuidaba.
Sentir muchísimo miedo pero que necesito abrazarlo y sentirlo para poder disfrutar todo. Que todo es cosa de actitud y con eso se logran fotos increíbles, buenas amistades y muchas aventuras que redactar.
Llorar en medio del mar para regresar un poco de sal y que se hiciera osmosis para sacar a alguien que con sus acciones vuelve a reafirmar que mi amistad no valió nada para él y que es mejor dejar que se hunda como piedra.
Regresar y pensar que debía cancelar mis sentimientos por tanto trabajo que se me vino encima sin saber de donde llego tanto, por un lado estar agradecida y por otro lado querer escapar.
Recordar las palabras y la pregunta que me hizo el psicólogo al querer estar haciendo algo más artístico que estar sentada frente a una pantalla.
Sentirme sexy, famosa y creativa con mi disfraz de este año, lo mejor fue que estuve acompañada por mi Homero y eso nos elevo muchísimo para entender que somos el complemento perfecto.
Estar cansada física y mentalmente pero que basta con hablar tantito con Amaral para que la pila se renueve en toda yo.
Volver a llorar en los conciertos de navidad y estar haciendo berrinche que ya quería que se acabaran. Ir a la fiesta y pasarla bien con Pau, mi mamá y mi hermano juntos, pero después estar preocupada por mi power ranger rojo por tener tanta fiebre.
Estar alegre porque mi mamá ya no tendrá que levantarse temprano y al mismo tiempo verla un poco triste por dejar su rutina de tantos años y dejar atrás a sus amigxs.
Y finalmente, que Amito me tomará una foto que hasta el día de hoy me sigue encantando y al día siguiente hacer tanto berrinche por cualquier bobada.
Entender que así son los años, caprichudos y cambiantes. Saber disfrutar cada momento porque no duran para siempre.
Lo que más me gusto del año, eso si, fue que hice muchos outfits que me dejaron satisfecha con fotos increíbles. Que reí, lloré, grité, me enojé y me alegré intensamente con cada cosa que paso en estos meses que sólo puedo estar agradecida por tantas cosas lindas que me suceden y del gran privilegio que tengo a pesar de todo.
Gracias por leerme los pocos post que hice este año. Ojalá que el próximo mis letras regresen un poco más y pueda tener más noticias de este asunto.
Ojalá que este cenando muy rico y que el próximo año le traiga mucho éxito, paciencia, emociones y cumpla o se acerque un poco más a lo que su corazón desee.